¡Qué fascinante el mundo de las carnívoras! Y la Venus Atrapamoscas, la más popular de ellas, es el ícono de las plantas que nos cautivan para siempre. A esta planta debemos ofrecerle uno o dos insectos al mes, cuidando que no sean ni demasiado grandes ni demasiado pequeños. El acto de cerrar sus hojas para alimentarse le requiere mucho gasto de energía, por eso no hay que engañarla con falso alimento ni jugar con ella. Están a gusto si le emulamos un ambiente pantanoso, de medio a un centímetro de agua en la superficie, siempre agua de lluvia o destilada ya que no queremos alcalinizar el sustrato  y regando desde abajo, nunca en las hojas.